martes, 15 de marzo de 2016

Risk: Star Wars Edition - Reseña


Almirante Ackbar en El Retorno del Jedi.
Sí, señores, este Risk: Star Wars Edition (RSWE) es una verdadera trampa y hay diferentes motivos que me llevan a afirmar esto:

La primera razón por la cual la afamada frase del Almirante Ackbar describe tan bien este nuevo esfuerzo de Hasbro es que, aunque la caja nos indique que estamos ante un miembro más de la familia Risk, el título que hoy nos ocupa no se ajusta a esa denominación ni por asomo, siendo un sistema completamente diferente. RSWE, diseñado para dos o cuatro jugadores, es más bien un sucesor espiritual de Star Wars The Queen's Gambit, diseño que, aunque un servidor no ha tenido el placer de disfrutar, está más que claro que dista muchísimo mecánicamente del clásico Risk. Por si esto fuera poco para convenceros del engaño, la segunda y última razón que me lleva a afirmar que estamos ante una verdadera trampa es la aparición en la portada de Kylo Ren (el flagrante nuevo villano de la recién estrenada 'El despertar de la fuerza'), cosa que podría llevarnos a pensar que la ambientación del juego es la nueva trilogía, cuando la realidad es que este diseño de James D'Alosio, Austin Rucker y Craig Van Ness nos transporta a la famosa escena final del Episodio VI: la batalla de Endor. En esta secuencia, y por ende en RSWE, hay tres frentes abiertos: la lucha de los rebeldes por inutilizar los escudos de la nueva Estrella de la muerte, la batalla entre las flotas por destruir dicha estación espacial y la pugna entre Darth Vader y Luke Skywalker para que éste último ceda al Emperador y se convierta al lado oscuro. Sobre este eje temático, los jugadores competirán por ser el primero en conseguir su condición de victoria, que varía dependiendo que a qué facción pertenezcan. ¡Echemos un vistazo!

¡Saludos de la Primera Orden!

Lo primero que analizaremos son los componentes. Sinceramente creo que son de una calidad bastante mejorable, estilo mass-market. Cartas tan increíblemente finas que dan la sensación de que puedes romperlas con solo mirarlas (lo cual resulta en un enfundado obligatorio si queremos que el juego aguante un par de partidas); tableros cuyas líneas de pliegue son tan endebles que no sorprendería a nadie que se rasgara el papel que las recubre; un inserto que no provee ningún tipo de solución lógica para guardar las partes del juego; y unas miniaturas para representar las naves que, si bien se adecúan en su forma a los originales que pretenden emular, no dan la seguridad de que vayan a soportar muchas partidas (o transportes) sin quebrarse. Sospecho que tanto descuido es de algún modo intencionado y forma parte de una estrategia de marketing para que los más incautos nos dirijamos hacia la mejor cuidada 'Black Series' (una versión de más calidad del mismo diseño que hoy nos ocupa). En fin, si solo me basara en la calidad de la presentación y de las piezas contenidas en esta caja, la puntuación del juego estaría lejos del aprobado. Pero tampoco seamos tan fatalistas que no todo es tan malo: las ilustraciones son salvables y responden a un estilo cómic que cumple perfectamente con el cometido de transmitir la temática; y el tablero tiene una distribución en forma de caza TIE que encaja perfectamente con la ambientación y facilita muchísimo la explicación de las reglas y su memorización. Aún así, para un juego cuyo PVP son unos 40 €, la producción no es todo lo buena que debería ser... Veamos si las mecánicas suben un poco la nota. 

Como ya he mencionado más arriba, el juego enfrenta a dos o cuatro jugadores en tres batallas tan diferenciadas como interrelacionadas: la batalla en la luna de Endor donde el jugador rebelde intentará desactivar los escudos de la estación espacial más temida de la galaxia; la impresionante confrontación de flotas espaciales en la que el jugador imperial perseguirá la total aniquilación de la rebelión; y la lucha personal entre Luke Skywalker y su perverso padre Darth Vader, que si bien no tiene ningún impacto directo sobre las condiciones de victoria de los jugadores, sí que concederá un empujón bastante importante hacia la victoria. En otras palabras, el objetivo del jugador imperial será dejar a su oponente sin naves mientras que el jugador rebelde deberá destruir la nueva Estrella de la Muerte. Quien consiga antes su objetivo, se alzará con la victoria.

Detalle de la preparación inicial.

El mecanismo principal del juego es tan sencillo como efectivo: seleccionaremos simultáneamente tres cartas que serán nuestras órdenes para ese turno. Se colocarán bocabajo en una pila delante de nosotros e iremos alternando turnos para revelarlas. La clave está en que cada carta normalmente ofrece más de una opción al jugador: ¿Moverás tus X-Wings para una ofensiva suicida contra el destructor Executor? o ¿Prefieres dedicar tu acción a avanzar en la batalla de Endor para así vulnerar las defensas de tu objetivo principal? Estas decisiones son las que hacen de RSWE un diseño que premia la capacidad de saber adaptarse a los nuevos que nuestro oponente nos va planteando así como la habilidad de jugar la acción clave en el momento justo, siempre y cuando nuestros movimientos vayan acompañados de tiradas de dados mínimamente decentes. Sí, señores, casi todas las acciones están relacionadas con tirar dados, así que estamos ante un título en el cual la planificación perfecta no existe y la aleatoriedad puede destruir hasta la estrategia más elaborada. No obstante, la duración de cada partida hace que ese desafortunado giro del destino sea más bien insignificante comparado con la emoción de una gran tirada que vacía un sector y te otorga una orden extra o da el toque de gracia al Halcón Milenario.

Como habréis podido notar, no puedo evitar hablar de manera cinematográfica sobre el juego. Esto es debido a una de las grandes virtudes de RSWE: su increíble inmersión temática. Y digo increíble porque es realmente sorprendente que un diseño de una duración media de 20-30 minutos por partida pueda transmitir tan bien su ambientación como para que el jugador se olvide de que sólo está jugando cartas, moviendo fichas y tirando dados. RSWE funciona tan bien que te hace sentir al mando de un ejército en plena batalla desesperada y lo logra a través de unas mecánicas simples y que tienen sentido. Quizá no estemos hablando de una inmersión del nivel de un diseño épico al más puro estilo Fantasy Flight, pero nos sentiremos sumergidos en la historia hasta el punto de estar tensos durante toda la partida, cosa que resultará en un disfrute bastante elevado de la experiencia.

Los protagonistas.
¿Aspectos negativos? Para empezar podríamos afirmar que no es un diseño equilibrado y en un alto porcentaje de las veces que lo saquemos a la mesa los rebeldes se llevarán la partida sin grandes complicaciones. Mucho se ha escrito y hablado ya sobre este tema, con lo cual zanjaré la cuestión diciendo que me parece temáticamente correcto que las fuerzas de la Rebelión tengan ventaja, ya que en la película fueron los triunfadores. Aún así, si os da rabia que el juego esté 'roto', hay cambios publicados por los mismísimos diseñadores en la BGG para balancear más la cosa. A mí personalmente, me gusta el reto de ser el jugador imperial y con todo mi orgullo puedo afirmar que alguna vez me he llevado la partida jugando desde esa posición. Otra área potencialmente problemática es la exagerada dependencia del azar, tanto a la hora de robar las cartas adecuadas como cuando se trata de resolver un combate con dados. Sin embargo, y como ya he mencionado antes, una partida dura 20 minutos y siempre podemos arreglar esa giro desafortunado del destino echando otra. El último punto negro sobre el que me gustaría expandir las ideas comentadas más arriba antes de pasar a la conclusión es el de los componentes. Si bien son de una calidad que deja mucho que desear, hay que aclarar que la calidad del diseño compensa con creces esta carencia y que la experiencia de juego no se ve mellada en lo más mínimo a causa de ella. El sistema funciona muy bien a pesar de que su 'hardware' podría ser muchísimo mejor, así que no me arrepiento de haber adquirido la versión 'menos pro' y de no haber caído en la trampa (al menos esta vez).

En conclusión, RSWE es un pequeño gran juego, pequeño en su duración y grande en su sorprendente nivel de inmersión temática, que os tendrá pegados a la mesa durante toda la partida, que hace alarde de unas mecánicas tan simples como bien resueltas y que merece ser tratado como el acierto que es tanto en diseño como en ambientación. Es uno de esos juegos para dos que no decepcionan y que nos dejan con la sensación de querer más, no por sabernos a poco, sino por resultar tremendamente adictivos.

Mr. Blue Meeple le da un: 8/10