Como ya he mencionado en una de mis reseñas anteriores, Pandemic es uno de mis
títulos predilectos. Así que cuando me enteré de que Matt Leacock y Rob Daviau
se traían entre manos una versión del famoso cooperativo en la cual se
enfatizaba el aspecto narrativo de la experiencia y la progresión de los
personajes, supe que tendría que hacerme con una copia.
Aunque no lo parezca, ambas versiones son completamente iguales. |
Heme aquí, pues, para contaros mis pensamientos sobre la campaña, el diseño
y la frenética escalada de Pandemic Legacy hasta la posición número uno del top
de la BGG (la página web sobre juegos de mesa por excelencia). Pero si no lo
habéis jugado aún y sois extremadamente sensibles a los ‘spoilers’, no os alarméis.
No tengo la más mínima intención de desvelar nada de la trama, ya que una gran
parte de la gracia del viaje que supone este juego, está en el descubrimiento
de nuevas reglas, nuevas condiciones de victoria y nuevos retos cada vez que lo
saquemos a la mesa. Sin más dilación, empecemos.
Cuando se desprecinta la caja de Pandemic Legacy hay dos elementos que
llaman la atención: el primero es una paquete de carpetas que vienen tapadas
por una plancha de cartón que reza ‘Top Secret’; y el segundo es un conjunto de
cajas cerradas y numeradas del 1 al 8. Antes de que nos abalancemos y lo
desprecintemos todo como locos (que es lo se hace cuando se abre un juego
nuevo), nos encontramos con una pequeña nota nos explica que no debemos abrir
nada sin que se nos indique lo contrario, así que si sois amantes del arte del
unboxing, aquí os vais a tener que contener. Explorando más a fondo el
contenido que sí está disponible, nos encontramos con los componentes
necesarios para jugar una partida al Pandemic de toda la vida y poco más. Quizá
lo único que destaque sea el manual, ya que es sorprendentemente breve y posee
una considerable cantidad de páginas en blanco que se irán rellenando con
pegatinas que añadirán nuevas reglas según vayamos avanzando.
Detalle del interior de la caja. |
Mi opinión:
En Pandemic Legacy intentaremos salvar el mundo a lo largo de una campaña
que puede jugarse entre 12 y 24 sesiones. Cada dos partidas representan un mes en
el transcurso de un año ficticio en el cual se desarrolla la historia con
tintes distópicos y, por momentos, post-apocalípticos a la que de dos a cuatro
jugadores podrán enfrentarse. Como he mencionado antes, la campaña se puede
jugar entre 12 y 24 sesiones porque si ganamos la partida del mes X a la
primera, no jugaremos la ‘revancha’ de dicho mes. Así pues, es posible acabar
el juego en 12 sesiones (aunque según mi experiencia, se me antoja bastante
complicado). Todos los sucesos, giros narrativos y cambios estructurales del
diseño vienen recogidos en el motor central de este título: el mazo Legacy. Y aunque
no puedo deciros mucho respecto a él, sí que afirmaré que abrirnos camino a
través de esa baraja de cartas aparentemente normal, resulta similar a vivir
una serie de acción (con toques de thriller) en primera persona. Ver cómo tus
decisiones y resultados afectan a la trama, modifican la dificultad o tienen desenlaces
en ocasiones fatídicos para la humanidad, es un verdadero placer lúdico de alto
nivel y hacen que este juego marque a quienes lo experimenten. Por si esto
fuera poco, este diseño da una sensación de narración tan completa mientras dure que una vez acabes la
campaña, no tendrás la necesidad de volverlo a jugar.
Mazo Legacy |
Y con ese ‘mientras dura’
entramos en uno de los aspectos más criticados del juego: su falta absoluta de
rejugabilidad. Cuando la historia toque su fin tras esas 12-24 partidas, no
habrá nada nuevo que descubrir y, si bien es cierto que es posible jugar más veces
utilizando nuestro tablero personalizado de Pandemic y algunas de las nuevas
reglas, la esencia que hace de este título el bombazo en el que se ha
convertido ya no estará allí, puesto que el factor novedad muere junto con la
última carta del mazo Legacy. Esta cuestión provoca que nos planteemos el valor
real de un juego de mesa. Los 45 euros por los que podemos adquirir este título
nos darán un set limitado de partidas, lo cual, a priori, puede ser visto como
algo negativo. Sin embargo, ¿qué pasa con la experiencia que se nos propone? ¿Sólo
por el hecho de que estemos ante un producto de duración finita, estamos siendo
timados? o, por el contrario, ¿Pandemic Legacy vale ese dinero?
Para mí responder dichas preguntas no podría ser más sencillo: 45 euros por
las 22 partidas que he jugado a Pandemic Legacy me parece incluso poco dinero. La
historia que este juego logra que protagonices de principio a fin se queda
grabada en tu retina hasta el último detalle. El deleite del descubrimiento; la
sensación de que cada partida que juegas impactará inequívocamente a la
siguiente; la persecución de objetivos a corto y largo plazo; las mecánicas
nuevas e innovadoras (respecto al diseño original) que sirven a la perfección
los propósitos de la historia; y la evolución e incluso la pérdida de los
personajes, valen con creces cada céntimo de su PVP. Por no mencionar que una
gran parte del poder de este diseño yace en el hecho de que sabemos desde un
principio que se acabará y tendremos una caja llena de componentes inservibles
y cartas rotas. No obstante, la experiencia y la historia, el drama y el
estrés, la tristeza y la alegría, perdurarán para siempre. Tanto es así, que mi
novia ha tenido la idea de enmarcar el tablero y conservarlo como un recuerdo
(y un flagrante spoiler para todo el que venga a casa) de lo que pasamos
durante el año en el que salvamos a la humanidad. Siendo sinceros, hay muchos
juegos en nuestras colecciones de un precio incluso más elevado y que, ni por
asomo, han sido jugado tantas veces, con lo cual, creo que adquiriendo Pandemic
Legacy recibiréis un buen producto por vuestro dinero y os aseguro que estaréis
satisfechos.
Sin embargo, no todo son rosas: Pandemic Legacy es pura narrativa y, como
tal, está diseñado para ser jugado con una mínima regularidad. Si vuestro grupo
tiene dificultades para quedar con cierta asiduidad, quizá la experiencia de la
que os he hablado no sea igual, puesto que mucho tiempo entre partidas hará que
olvidéis detalles importantes de las reglas, opciones o sucesos de la campaña. Aún
así, la curva de aprendizaje es tan suave que creo que es posible disfrutarlo
incluso en sesiones más esporádicas, ya que el diseño es sublime. Todas las nuevas
mecánicas que van apareciendo a lo largo de los meses son explicadas y
desarrolladas con el tiempo suficiente para que las asimilemos antes de añadir
más elementos a la receta. Si tuviéramos que aprender desde el principio el
juego tal y como es en el mes de noviembre, nos encontraríamos con una densidad
de reglas bastante alta y una dificultad de aprendizaje elevada, pero tal y
como está planteado el mazo Legacy, progresaremos absorbiendo las novedades sin
mayores problemas. Matt Leacock y Rob Daviau se merecen una matrícula de honor
por lograr que algo tan complejo como un juego de mesa con un aspecto narrativo
tan fuerte que recuerda a una película, sea tan cohesivo como accesible. Así
que es posible jugarlo con poca regularidad aunque para sacarle todo el jugo es
recomendable sacarlo a mesa con bastante frecuencia.
Otro aspecto que podría echar atrás a algunos (y que está intrínsecamente
relacionado con su con la condición de juego 'descartable') es que en muchas
ocasiones tendremos que destruir componentes, pintar el tablero o ciertas
cartas, deshacernos de ciertos elementos, llenar el tablero de pegatinas, etc. A
mí es algo que no me molesta puesto que hace de la experiencia algo, si cabe,
más especial, más personalizado y más duradero (aunque esto último suene irónico).
Nunca antes había hecho nada de eso y, a pesar de que no lo parezca, es
imposible negar que es increíblemente placentero... Es algo así como saborear
un poco de lo prohibido. Sin embargo, hay mucha gente a la que pagar dinero por
un juego para irlo rompiendo poco a poco porque éste mismo te lo exige es algo
que no les entusiasma demasiado, y puedo entenderlo.
¡No hay dolor! |
Como resultado de esto, en
la BGG hay bastantes foros en los cuales se proponen ideas sobre 'cómo hacer
que tu Pandemic Legacy sobreviva a la campaña', proponiendo mil trucos para
poderlo dejar todo como nuevo. En mi opinión, la idea de este diseño perdería
muchísimo (como ya he mencionado antes) sin esa sensación de que cuando acabes
los componentes no servirán para nada o si no os dierais la libertad de hacer
añicos unas cuantas tarjetas de cartón y tirarlas a la basura. Entiendo que es
difícil hacerse a la idea de que esa carta que estáis a punto de despedazar no
os servirá nunca más para nada, pero este diseño te incita a dejarte llevar en
este sentido y a reservar todas tus pequeñas manías de jugón con TOC para el
resto de títulos de tu colección. En otras palabras, disfrútalo sin
remordimientos, rompe, pinta y pega lo que haga falta, que ya verás cómo no te
arrepentirás. Yo me considero una persona bastante maniática con mis juegos, me
gusta que todo esté bien conservado (si es posible enfundado) y me molesta que
la gente doble las cartas o haga marcas en el tablero al mover las miniaturas,
pero aún así he disfrutado como loco con este juego. Si este aspecto de
Pandemic Legacy no os convence quizá deberíais volveroslo a plantear, porque si
yo he podido, vosotros también y, al fin y al cabo, es solo un juego.
A pesar de que siempre me he considerado un acérrimo fan de Pandemic, no
puedo negar que esta vuelta de tuerca sobre el mismo concepto no solo ha dejado
a su predecesor en segundo plano sino que además ha logrado colarse entre mis
10 juegos favoritos de todos los tiempos y me ha hecho vivir una historia que recordaré
por mucho tiempo. Y es exactamente por esta razón por la cual no me sorprende
en lo más mínimo que hay escalado posiciones hasta convertirse en el flamante
nuevo número uno de la Board Game Geek. Creo de verdad que es merecedor de este
puesto y, aunque no puedo afirmar que es mi juego preferido ya que no tengo
ninguno que ocupe esa posición para mí (aún), he de reconocer que ha estado y
está cerca de convertirse en él porque lo que he vivido salvando al mundo no
tiene comparación con lo que me haya dado ningún otro diseño ni vivencia lúdica.
Para ir concluyendo, me gustaría hablar
de la posibilidad de rejugarlo. Como he dicho antes, una vez el cuento
toca su fin, sientes que la experiencia ha sido completa y no hay necesidad de
intentarlo de nuevo para sentirte satisfecho. Sin embargo, ante la pregunta '¿Lo
volverías a hacer?' me cuesta decir que no por las sensaciones tan positivas
que me ha dejado esta primera vuelta. Quizá dentro de un tiempo, cuando haya
olvidado algunos detalles y pueda volver a sorprenderme al robar cartas del
mazo legacy, pueda plantearme adquirir otra caja e iniciar una nueva aventura que,
por el sistema, sé que será muy diferente a la primera, pero de momento me
conformo en el esperanzador subtítulo del juego: Primera temporada.
Mr. Blue Meeple le da un:
10/10