A pesar de que hubo un tiempo durante el cual Codenames estaba hasta en la sopa (canales de YouTube, blogs,
tiendas), no fue hasta que tuvimos en nuestras manos una traducción al
castellano que pudimos finalmente disfrutarlo en condiciones. Al ser un juego
basado puramente en la flexibilidad de la lengua y la polisemia de sus palabras,
tuvimos que esperar a que alguna editorial española diera el paso de hacerse
con la licencia y publicarlo para explorar esta novedad en todo su esplendor. Así
pues, cuando Devir anunció que el nuevo diseño de Vlaada llegaría a las tiendas
estas navidades, la sensación de no poder esperar hasta la fecha de salida se
sumó a mi ya desenfrenado hype y a la
curiosidad generada por la versión inglesa del party game. Pero ¿de qué va Código Secreto? Y, lo más importante,
¿hace justicia al desmesurado nivel de atención que ha atraído?
En Código Secreto, los jugadores formarán parte de dos grupos de espías que
intentan contactar con todos sus agentes secretos antes que el equipo rival.
Dichos agentes tienen nombres en clave y el único miembro de cada equipo que
conoce sus verdaderas identidades es el llamado jefe de espías. Éste último intentará transmitir, a través de
pistas conformadas por una sola palabra, cuáles de las 25 palabras que hay
sobre la mesa son espías amigos. Hasta aquí, Código Secreto se parece al típico
juego de palabras en el cual tenemos un concepto en la carta y hay que
describirlo para que los nuestros lo adivinen antes que los demás (Tabú, Time's Up!, Password, etc). No obstante,
Vlaada introduce un giro de tuerca bastante importante: el reglamento nos
propone que en vez de ir palabra a palabra, intentemos agrupar tantas cartas
como nos sea posible en una misma pista. Recordemos que estamos en una carrera
por ver quién contacta con sus agentes el primero (quién adivina sus cartas
antes que el otro), así que quien haga gala de la mayor imaginación a la hora
de dar pistas y asociar ideas, tendrá muchos números de llevarse la partida. Por
si esto fuera poco, el diseño introduce una mecánica que mantiene la tensión
durante toda la partida: la existencia del asesino.
Una de las 25 cartas que forman la cuadrícula de agentes es un terrible
homicida con el cual hay que evitar cualquier tipo de contacto. Si uno de los
equipos escoge dicha carta durante su turno, habrá perdido la partida.
Detalle de la preparación inicial. |
Mi opinión:
Código Secreto es un juego de reglas muy sencillas y sus
componentes van en consonancia con esta característica. Aún así, todas las
piezas, si bien no abundantes, son funcionales y de una calidad a la que las
editoriales nos tienen cada vez más acostumbrados. Las cartas son de buen
grosor y, puesto que no son muy manipuladas, no necesitan ser enfundadas (a no
ser que seáis de los que lo enfundan todo). El juego incluye también unas 40 cartas
cuadradas en las cuales podemos ver la clave de las identidades de los agentes.
Las 200 mini-cartas de palabras ayudan a reducir considerablemente el espacio
de mesa necesario para jugar, cosa que aumenta la portabilidad del juego. Un
tercer tipo de tarjetas se incluye en la caja: 8 rojas, 8 azules, un agente
doble(rojo por un lado y azul por el otro, ya que el quipo inicial tendrá una
palabra más que adivinar), 7 neutrales en blanco y un asesino en negro. Éstas
últimas son de un grosor y un tamaño un tanto superior y se utilizarán para
indicar la identidad de las cartas que se vayan tapando a medida que avancen
las rondas. Por último, se incluyen también un reloj de arena de unos dos minutos,
una peana que aguantará la carta de clave y un libro de reglas que explica el
juego con perfecta claridad. En general, los componentes y la calidad de la
producción es irreprochable y se ajusta bastante bien a su precio.
Espías y más espías. |
Esto último me parece una gran virtud. El diseño es tan dependiente de cómo
decidan aplicarlo los jugadores, que quizá lo que es ilegítimo en un grupo, en
otro es completamente aceptable y a veces incluso necesario para el disfrute
del juego. Se puede entrever que la intención detrás de tanta 'opcionalidad' es
lograr un diseño que atraiga al mayor número de jugones y que evite los típicos
enfados derivados de las múltiples interpretaciones posibles de las reglas de
los juegos de este estilo (sí Tabú,
me refiero a ti). Aún así, esta personalización de algunas de las reglas no es
tan descabellada como para que se desvirtúe la esencia de lo que el diseñador
pretendía y estemos jugando a algo completamente diferente. Hay unas reglas
pilares que se tienen que respetar siempre, pero me encanta cuando un juego se
esfuerza tanto por adaptarse a los consumidores.
Hablando de aspectos que hacen felices a los jugones, toca mencionar que Código Secreto es abrumadoramente rejugable.
Las 200 cartas de palabras son de doble cara, lo cual nos da 400 palabras
diferentes que aleatorizar y combinar. Es completamente necesario aplaudir a Oriol
Garcia no sólo por su labor de traducción, sino por su titánica e incansable
búsqueda de palabras en nuestro idioma que ofrezcan diversos significados e
interpretaciones, añadiendo así más variedad al abanico de pistas. Pero el tema
no se queda ahí, las cartas de clave, al ser cuadradas, funcionan perfectamente
en cualquiera de sus orientaciones posibles, pudiendo jugar 4 partidas
diferentes con cada una de ellas. En este aspecto, no puedo más que quitarme el
sombrero ante el increíble número de diferentes partidas que hay dentro de esta
pequeña caja.
Otra característica de este título de CGE que también abruma es la
exigencia cerebral que se esconde detrás de un set tan sencillo de reglas. Todo
el mundo puede jugar a esto y pasárselo bien, siempre y cuando tengamos en
cuenta que no estamos ante un Dados
Zombies, en el cual podemos jugar en piloto automático manteniendo un
encefalograma casi plano. Código Secreto apela
a nuestro conocimiento de la lengua, a nuestra riqueza de vocabulario y a
nuestra capacidad de crear juegos de palabras y/o descifrarlos. Estamos ante un
juego que no quiere espectadores pasivos, sino que nos anima a poner todo
nuestro ingenio a su disposición. Y es así cómo este título ha logrado ganarse tanto
apoyo y atención. Detrás de este disfraz de party
game convencional, se esconde un reto tan poco convencional como adictivo. ¿Desde cuándo monstruo 3 es una pista válida para centauro, cuerno y rascacielos?
Pues desde que Codenames exige que tus compañeros intenten meterse en tu cerebro para averiguar qué
va mal y cómo has llegado a la conclusión de que esa era una pista
completamente acertada. Además, el hecho de que con tus elecciones o pistas
puedas ayudar al otro equipo o, por culpa del asesino, perder la partida
completamente, le da a la nueva creación de Vlaada un nivel de exigencia táctica muy
interesante, aunque no se trate de un juego tenso.
En conclusión, Vlaada y CGE lo han vuelto a hacer. Han cogido un género de
juegos tremendamente manido y, con un par de pinceladas de juego moderno, han
logrado sacar al mercado un producto que se ha ganado su espacio en las estanterías de
tiendas y jugadores por igual. Si Pictomanía, también de la mano de Chvátil, era el nuevo Pictionary, Código Secreto es la versión mejorada de Password, y ha llegado para quedarse. Este
diseñador parece no cansarse de convertir todo aquello que toca
en oro y de maravillarnos con su versatilidad.
Por todo esto Mr. Blue Meeple le da un: 9/10